Si algo tienen en común nuestros grandes viajes es la naturaleza.. algo que siempre me piden mis hijos y que nosotros también disfrutamos. En otras ocasiones, viajes más cercanos, optamos por visitas más educativas en otros ámbitos, como culturales o históricos, pero sin duda alguna, a los niños les encantan los animales y la fauna en su estado más salvaje…
Aquellos momentos que siempre recordamos una y otra vez siempre tienen como común denominador a los animales, es algo que los llena de curiosidad y que además les enseña a respetarlos y a cuidar de ellos. He de reconocer que también nos ha servido para aprender que somos nosotros quien nos sumergimos en su hábitat natural y que ellos pueden actuar de forma agresiva si se sienten amenazados, y que si no tomas unas mínimas medidas de seguridad puedes tener problemas importantes.
En Zanzibar (Tanzania) hay una época en la que puedes encontrar muchas medusas de la especie Fragata Portuguesa. A mi marido Mia se le enredó una enorme en el brazo y lo pasó realmente fatal.. le costaba respirar y le paralizó una parte del brazo, y aunque finalmente solo quedó en un susto, no quiero ni pensar como se hubieran sentido alguno de los niños pequeños si les hubiera ocurrido a ellos..
Visitando el Kruger Park (Sudáfrica), un elefante nos dio una buena sorpresa. Ese día aprendimos que debes quedarte quieto cuando se acerca un animal y no moverte para nada. Somos nosotros quien invadimos su espacio y debemos respetar al máximo su hábitat natural. Os dejamos un video donde veréis lo que os comento, es muy cortito pero os haréis una idea de cómo fue la experiencia. Teníamos que habernos quedado quietos pero se estaba acercando demasiado y no fuimos capaces de quedarnos quietos. Un buen susto que ahora recordamos con muchas risas..
También en Sudáfrica presenciamos un hecho que hizo que nos muriéramos de risa y que siempre recordamos. Llegamos al Cabo de Buena Esperanza (Ciudad del Cabo, Sudáfrica), un lugar mágico e imprescindible. Aparcamos el coche alquilado detrás de otro recién aparcado. Bajó una persona del vehículo, dejando su puerta abierta y justo en ese momento un mono Baduino de considerables dimensiones entró en el vehículo ante la mirada atónita del señor que se había bajado del mismo. El pobre hombre no supo cómo reaccionar y sin pensarlo cerró la puerta del coche, dejando al mono dentro, junto con su mujer, que estaba sentada en el asiento del acompañante. Desde nuestro coche, asombrados, pudimos ver como la mujer se volvía loca y se enzarzaba en una lucha donde ella seguro que saldría perdiendo.. el pobre mono solo quería coger una bolsa de comida que había en el coche, y cuando ella salió dejando la puerta abierta, el mono salió detrás de ella y se colocó en una roca cercana, ya tranquilo, para saborear su preciado tesoro. Fue una experiencia de lo más divertida!!
Uno de los mayores sustos fue en la Isla de Borneo. Estábamos disfrutando de un día genial de observación de orangutanes y monos narigudos cerca de Sandakan, en la parte noreste de Borneo. Estábamos paseando de una plataforma de alimentación a otra en una zona de conservación de estas especies en peligro de extinción. Vimos un sendero que se adentraba un poco en la selva y que era paralelo a la dirección que seguíamos, pero más emboscado, y como hacia bastante calor decidimos coger ese sendero. Cada vez estaba más lleno de matorrales y caminábamos todos en fila india. En un momento dado, mi marido nos dijo a mi hijo mayor y a mí que nos detuviéramos inmediatamente y que no nos moviéramos. Nada más y nada menos que una cobra escupidora de Sumatra, o Naja Sumatrana. Una serpiente muy venenosa y peligrosa, en posición de ataque, a escasos 30 centímetros de mi pie. No la vi y casi la piso, obviamente, ella se sintió atacada y estuvo a punto de atacar, aunque no destacan por su agresividad. Si llega a morderme o escupirme su veneno, hubiera podido padecer ceguera, necrosis o incluso morir por asfixia… un buen susto que nos hizo reflexionar mucho!!
En nuestro viaje a Sudáfrica visitamos Gaansbai, un pequeño pueblo pesquero cerca de Ciudad del Cabo al que llegamos a través de unas preciosas zonas de viñedo. Allí puedes experimentar un subidón de adrenalina nadando al lado de tiburones blancos. Nosotros lo hicimos con la empresa Marine Dynamics y todo fue genial. No quisimos ser tan osados y optamos por sumergirnos en una jaula para poder observarlos de cerca sin peligro de ser su merienda. Fue una experiencia genial para todos poder ver de cerca a estos magníficos animales.. os dejamos un pequeño momento de aquel día..